Pilar Paz Pasamar

LA HACHE INTERCALADA

LA HACHE INTERCALADA
Fragmentos y Colages.

Me acaba de llegar, dentro de las neumáticas y protectoras bolsitas de plástico algo que, desde el interior del sobre, suponía frágil, indefenso y hermoso. Y lo era. Sobre el tapete -lleno de papeles- queda al descubierto un ejemplar de catálogo y un pequeño colage. El primero recoge la obra expuesta en  Almería y Toulouse, de la que es autora la almeriense Mati Moreno. Creadora de colages, artesana del caos, convinimos un día que es de ahí de donde parte todo lo armónico de la creación. Braque y Picasso lo descubrieron y desde aquel nuevo arte una cromática lluvia de fragmentos descendió para adherirse al untuoso cuerpo de la materia. Desde aquellos surrealistas, entre otros movimientos, no dejan de producirse esas teselas, puzzles, polvo imaginativo, pedazos de fragmentos con que el artista interpreta la vida y sus misterios. Mati Moreno, en su taller de Málaga, como una costurera entre patrones, con pantalón vaquero y tijeras en mano, entre papel y cola, elabora retazos, adherencias; hilvana, pega, envuelve y desata residuos de cuerpos, imaginarios astros, pulverizaciones de un gran estallido. Ordena y cataloga como un arqueólogo frente a misteriosos jeroglíficos, la materia del caos, los colores que gritan cada uno y por si solo su significado y que, una vez compuestos, reciben ese título que no los hará sino algo más misteriosos y sugerentes. Son  palabras referente a las motivaciones de la autora: la vida, la fragilidad del corazón humano. Los estados físicos y anímicos que produce el amor, su vacío, o aquel bello homenaje a “Henri Matisse: La alegría de vivir”, elaborado en un perfecto y jubiloso fondo de negritud. Los colages de Mati Moreno, como creo que ocurre con toda obra de arte, no necesitan explicarse en razón de motivaciones personales. Por ello resulta tan acertada la frase del poeta Adriano de Valle recogida en el catálogo: ¿Qué otra cosa fue el Génesis sino un inmenso colage cósmico?

Coloqué  el sugerente y pequeño rectángulo, albergador de colores, en la pared. Lo hice al revés. ”No hay normas, no hay leyes en la interpretación de tus mensajes”, le diría en caso de que pudiera verlo boca abajo. La dedicatoria y el título quedan invertidos pues consiste en un verso que trata de la aceptación, la conciencia del tiempo, invadidos y lúcidos nosotros en su transcurrir y su realidad efímera. Apoyarse en un verso que trata de este tema a través de retazos es algo casi metafísico. Por ello, ese dardo que parte encendido desde abajo hacia las oscuras regiones, como ávida lengua de fuego, podría ser una lanza proyectada hacia el más allá. Sin embargo, como no hay ley fija para la subjetividad, al darle la vuelta creo que le he otorgado su verdadera postura. El tiempo penetra fálico y lanceolado desde la luminosidad a las tinieblas interiores. El fenómeno se convierte en transverberación, el tiempo perfora y fecunda la materia. Y el verso quedará a los pies de la obra. En la pared, pero invertido.

No sé lo que Mati Moreno opinaría de esta interpretación. La recuerdo alegre y preocupada por sus tres hijas encantadoras, atenta a los cambios de luz y los tonos de la vida. Algo ha caído del sobre junto al catálogo y son sus palabras referidas a su entusiasmo por el oficio, la valiosa experiencia de su exposición en Toulouse. Sus saludos al mar de Cádiz…Y me hago una pregunta: ¿Por qué no acercarla, con sus fragmentos y colores, a estas mismas orillas?

Pilar Paz. Diario de Cádiz, noviembre de 2002.